El diplomado pretende ofrecer las herramientas teológicas, espirituales y pastorales a aquellos que han sido llamados a este ministerio tan necesario en nuestros días y que no se puede reducir a un servicio catequético presacramental. Al catequista se le confía la fe de la Iglesia que busca llevar al encuentro con Cristo. Su tarea está presente en diversos ámbitos de la vida pastoral Y espiritual de nuestras parroquias y cada vez se hace más necesario una formación a la altura de las exigencias del mundo actual que tiene otras prioridades que no son las del Evangelio y Cristo.
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$120.000
120 horas
22 de marzo 2025
Introducir a los participantes en la rica tradición de la Iglesia sobre la catequesis y el ministerio del catequista, de tal manera que pueda valorar y entender la llamada a ser «testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia»1
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I. EL CATEQUISTA: TESTIGO CRÉIBLE DE LA FE
1.1. EL CATEQUISTA Y EL DEPÓSITO DE LA FE
1.2. CRISTO: CENTRO DE LA CATEQUESIS
1.3. “ESCUCHA ISRAEL”: RAÍCES BÍBLICAS DE LA CATEQUESIS
[ANTIGUO TESTAMENTO]
1.4. “SALIÓ EL SEMBRADOR”: RAÍCES BÍBLICAS DE LA CATEQUESIS
[NUEVO TESTAMENTO]
II. EL CATEQUISTA Y LA VIDA DE LA IGLESIA
2.1. LOS PRIMEROS CRISTIANOS: KERIGMA Y CATEQUESIS
2.2. EL CATEQUISTA Y LA “SOCIEDAD CRISTIANA”
2.3. EL CATEQUISTA Y LA REFORMA
2.4. EL CATEQUISTA Y EL NUEVO MILENIO
III. LA VOCACIÓN Y MISIÓN DEL CATEQUISTA
3.1. LA VOCACIÓN DEL CATEQUISTA
3.2. LA MISIÓN DEL CATEQUISTA
3.3. EL CATEQUISTA DISCÍPULO MISIONERO
3.4. EL MINISTERIO DE CATEQUISTA
En el camino formativo de todo bautizado que ejercer en nombre de la Iglesia la tarea de catequista, se hace necesario el conocimiento de la rica y milenaria tradición catequética que hunde sus raíces en el propio ministerio de Cristo y el anuncio del Evangelio. Los laicos están llamados a tener una visión completa y orgánica de la tarea catequética y las responsabilidades que asume el catequista en nombre de la Iglesia en la transmisión del depósito de la fe. Pasar de una visión poco profunda y, muchas veces incompleta, de la responsabilidad que asumen los catequistas en la transmisión de los contenidos de la fe, a una comprensión clara de la identidad del catequista que vive con coherencia y responsabilidad su fe, y madura en la oración, la formación permanente y la vida en comunidad parroquial.